Introducción a los cambios digitales en el Sistema Financiero
Antecedentes históricos
Los registros de la primera moneda utilizada como medio de transacción y producto de atesoramiento se encuentran en el Reino de Lidia (siglo VII a.C.), situado en el extremo oeste de la Península de Anatolia (actual Turquía), lugar en que convergen las aguas del Mar Negro, Egeo y Mediterráneo. Aquella moneda estaba compuesta por una aleación de oro y plata, su peso no superaba los 5 gramos, y llevaba por nombre estatero (denominación adoptada por naciones griegas y de la región mediterránea durante varios siglos, hasta la expansión de Roma y la llegada del denario) poseyendo en sus inicios una vista poco simétrica debido a su artesanal acuñación.
En el caso de México, durante periodo prehispánico el cacao solía utilizarse como medida de intercambio comercial, la primera casa de moneda en el territorio fue 1535 ya durante el período colonial, siendo la primer moneda acuñada el real de 8, la cual sería difundida y aceptada en territorios españoles a lo largo del Continente Americano, así como en algunos centros comerciales localizados en la región Asia Pacífico.
Desde aquellas épocas en las que a menudo los hechos se confunden con las leyendas, el dinero y las transacciones han evolucionado a fin de facilitar los flujos comerciales, mejorar la portabilidad y estandarizar las transacciones. En los últimos años, nuevas formas de pago han emergido de la mano de la digitalización del sistema financiero de acuerdo a las dinámicas aceleradas de desarrollo y de inclusión tecnológica en torno a todas las partes de la vida, así como del manejo de los recursos. La adopción de tecnologías para facilitar y hacer más seguras las transacciones es un fenómeno añejo, que sin embargo, se mantiene en movimiento y continúa generando expectativas.
El avance vertiginoso de las tecnologías ha hecho posible la expansión económica y la inclusión financiera sistemática y generacional a través de la implementación de mecanismos que permiten realizar transacciones de dinero de forma, rápida, segura, sin necesidad de estar en una sucursal bancaria o de intermediarios, sin importar la distancias entre remitentes y destinatarios, las fronteras o los husos horarios, todo al alcance de la palma de la mano, siempre y cuando se cuente con conexión a internet.
Las Tecnologías Adaptadas a las Finanzas (Finance Technology – FinTech), son un espejo del desarrollo tecnológico en el mundo y son resultado de la competencia en el marco de la innovación de distintas compañías distribuidas en todo el planeta; la innovación ha sido siempre el lenguaje del desarrollo, la interminable búsqueda por parte de financieras y bancos ha entrado en un sendero en el cual la única dirección es encontrar nuevos productos, formas de pago y otras novedades derivadas del avance tecnológico.
Entre las principales innovaciones que han ganado terreno a medida que han llegado a más países y han acumulado un mayor número de usuarios, el uso de “wereables”, que pueden tener la forma de una pulsera o cualquier accesorio de vestir que funciona como un dispositivo de pago, eliminando así la necesidad de llevar consigo una cartera o dinero en efectivo de tal forma que previene olvidos, pérdidas y robos de objetos de valor.
Por otro lado, los pagos automáticos se han convertido en una herramienta cada vez más popular, aquellos Usuarios que se encuentren familiarizados con las nuevas aplicaciones de transporte de pasajeros, saben que no es necesario hacer uso de una tarjeta o efectivo, simplemente se les aplica el cargo y posteriormente a la contratación del servicio, se refleja con algún tipo de notificación. Próximamente, este sistema podría emigrar a todo tipo de establecimientos como restaurantes, cafeterías o cualquier establecimiento, de tal forma que la gente ya no requerirá realizar pagos, podrá levantarse e irse del local y posteriormente recibir la notificación del cargo por el consumo realizado en su dispositivo móvil.
La tendencia del uso del efectivo en el mundo se mantiene a la baja, tras la masificación del uso de dispositivos conectados a redes móviles o incluso fijas ha sido un punto de quiebre en la forma de comprender los sistemas de pago y representan también una oportunidad para elevar los indicadores de inclusión financiera.
En México el Sistema de Pagos Electrónicos Interbancarios (SPEI), desde su presentación ha tenido una gran aceptación entre el público en general, año con año ha incrementado el número de transacciones, pues el sistema ha logrado superar la barrera a de la desconfianza al brindar un sistema capaz de procesar transferencias de forma inmediata, 24 horas al día, 365 días al año, sin necesidad de efectivo o tarjeta bancaria, de forma confiable.
Más recientemente surgió el CoDi como una extensión del SPEI, añadiendo la lectura de códigos QR (Quickly Response) y la tecnología NFC (Near-field Communication), que permite que las transacciones se realicen con la aproximación física del dispositivo móvil al Punto de Venta, igualmente prescindiendo del efectivo o tarjeta.
El Sistema de Pagos Electrónicos Interbancarios (SPEI), ha tenido una gran aceptación, brinda un sistema capaz de procesar transferencias de forma inmediata, 24 horas al día, 365 días al año. El CoDi surge como una extensión del SPEI, este sistema implementa la lectura de códigos QR (Quickly Response) y la tecnología NFC (Near-field Communication), esto permite que las transacciones se realicen con la aproximación física del dispositivo móvil al Punto de venta.
Ambos medios de pago serán tratados con mayor detalle más adelante.
La competencia entre las compañías en torno a la innovación ha creado un escenario en el que los usuarios del sistema financiero serán beneficiados, en pocos años estarán disponibles nuevas formas de pago, encaminados a proveer comodidad y seguridad.
La circunstancia de México respecto al mundo en cuanto a los avances en la digitalización de los medios de pago, de la operación bancaria y financiera en general, así como del desarrollo y aplicación de los términos regulatorios, es de rezago, lo cual es también resultado de predisposiciones históricas por lo menos derivado de tres factores fundamentales:
● El primero es un historial de bajos porcentajes de inclusión financiera y por supuesto de resistencia o recelo sistémico al uso de nuevos mecanismos y herramientas digitales para gestionar los recursos por medio de herramientas tecnológicas.
● El segundo punto corresponde a procesos regulatorios deficientes y
● El tercero a la falta de incentivos para la adopción, por parte de los Usuarios, para realizar o recibir transacciones, lo cual también, en parte, es un efecto colateral de los bajos índices que se reportan en el ámbito de la Educación Financiera vistos en el Módulo I.
Panorama actual del Sistema Financiero digital
En los últimos años el fenómeno de la globalización e interdependencia económica ha sido catalizado por la revolución en las comunicaciones y en la forma en la que estas han modificado las interacciones entre individuos y las instituciones o incluso las interacciones de estos dentro de la aldea global.
Las nuevas dinámicas sociales han provocado la adopción de nuevas tendencias en los flujos económicos, cambiando el consumo y los métodos de producción. El viraje a las tecnologías y a la digitalización en los servicios financieros ha sido un fenómeno de doble filo, por un lado, representa una ventana de oportunidad para consolidar programas de inclusión financiera y bancarización de la población; por otro lado, sugiere la aparición de nuevos riesgos.
Estos riesgos pueden provenir principalmente de dos frentes, el primero se relaciona a la exposición de una mayoría poblacional carente de nociones financieras, con fuente en el desconocimiento de elementos básicos del sistema, que permitirían elaborar comparaciones en la oferta bancaria, conocer las conveniencias de la inclusión financiera o simplemente tomar mejores decisiones en relación al gasto realizado o en el ahorro; el segundo, es la aparición de nuevos delitos en un contexto en el que la población es altamente vulnerable por la misma desinformación, circunstancia que puede prestarse para la aparición de abusos del propio sistema financiero.
No basta con ofrecer los contenidos educativos y actualizados sobre el sistema financiero al alcance de la población, las políticas públicas que se tracen deben estar orientadas a superar las brechas del aprendizaje que puedan existir en cada segmento de la población; en el caso de las clases medias pueden enfocarse a mejorar el manejo de las finanzas personales; en las personas de bajos ingresos en que participen en el sistema financiero. El conocimiento empodera a las sociedades en una economía nacional necesitada de generar capacidades que aporten a la estabilidad económica nacional, lo cual obtiene mayor relevancia cuando el contexto económico y político internacional se encuentra poblado de incertidumbres.
La bancarización es una preocupación que involucra a todos los actores implicados en el ecosistema económico, por lo que se deben estudiar y desarrollar soluciones realistas en ejecución, orientadas a corresponder necesidades de la población, relacionadas al desarrollo económico y social, así como garantizar que éstas se ciñan a la normatividad vigente.
La Educación Financiera permite a los individuos mejorar la comprensión de conceptos, productos y servicios, lo que puede prevenir el fraude o problemáticas y malos entendidos con las instituciones financieras. Una mayor Educación Financiera permite tomar decisiones más informadas según las circunstancias, evitando así situaciones indeseables derivadas del endeudamiento o de posiciones de riesgo que pudieron ser evitadas y que pueden llegar a comprometer patrimonios o el aseguramiento de las necesidades básicas.
Es por ello que la Educación Financiera debe crecer y diversificarse con la misma velocidad con la que las tecnologías han sido adoptadas como vehículos de los servicios financieros, la transformación productiva demanda una mayor participación de la población, el sanear las finanzas individuales con capacidades y conocimientos que brinden mejores oportunidades individualmente, es un objetivo cuya consecución sumará a la salud macroeconómica, lo cual es un reto observable a nivel global.
Las dificultades económicas son una realidad constante en el sistema financiero, las incertidumbres de orden global se reflejan en las actividades económicas en todos los sectores productivos, en las fluctuaciones cambiarias, en la inflación, entre otros elementos que afectan positiva o negativamente la vida de las personas. A veces las afectaciones pasan desapercibidas como es el caso de las variables económicas estacionales y en otras ocasiones son bastante perceptibles, el mejor referente de ello es la crisis inmobiliaria y financiera de 2008 y las recesiones que derivó, hechos que han demostrado la importancia de la conciencia sobre las finanzas personales, que hacen que nos replanteemos ¿qué pudo ser distinto? ¿La conciencia colectiva del sistema financiero pudo prevenir o aminorar los efectos nocivos de la recesión?
La Educación Financiera permite a los individuos mejorar la comprensión de conceptos, productos y servicios, lo que puede prevenir problemáticas y malos entendidos con las instituciones financieras. Una mayor Educación Financiera permite tomar decisiones informadas según las circunstancias, evitando así situaciones indeseables derivadas del endeudamiento o de posiciones de riesgo que pudieron ser evitadas y que pueden llegar a comprometer el patrimonio, incluso el garantizar la cobertura de las necesidades básicas.
Tras la independencia de las 13 Colonias americanas en 1787, John Adams (1735-1826) comentaba que una de las causas de la compleja situación económica era “la ignorancia sobre la naturaleza y circulación de la moneda, así como del crédito”, en la actualidad el desconocimiento generalizado en México como en otros países, continúa siendo una problemática con una fuerte y negativa incidencia en la economía del país, sin embargo, la Educación Financiera puede abordarse desde dos lentes, el primero referente a una respuesta a las crisis sociales en el presente y el segundo corresponde a la prevención, en el que la inclusión financiera puede concebirse como un generador de certidumbre económica para el futuro, en el entendido de que una mayor bancarización representa a grandes rasgos una mejor distribución del egreso y un mayor bienestar económico en la población, acciones que pueden verse fortalecidas exponencialmente gracias a la inclusión tecnológica en la era de las comunicaciones.
¿En dónde estamos?
La actualidad se vincula a un momento de cambio respecto de las naturalidades y los vicios capitalistas que se consolidaron globalmente al final de la Guerra Fría, en gran medida propiciado por el rechazo social y político de las ciudadanías del mundo a las malas prácticas que aumentaron la desigualdad y determinaron a grandes sectores poblacionales, distanciarse de las posibilidades de contar con condiciones para mejorar su nivel de vida, siendo estas situaciones especialmente graves en países en vías de desarrollo, como el caso de México y de Latinoamérica.
Algunos datos de la CONDUSEF reportados en enero de 2019 y de la Oficina de Información Científica y Tecnológica para el Congreso de la Unión en julio de 2018 son útiles para plantear un análisis general de la situación en México:
▪ Únicamente el 32% de los adultos tiene cultura básica en materia financiera.
▪ Los jóvenes tienen mayor acceso a servicios y productos financieros gracias a las tecnologías digitales.
▪ Acceso a los servicios y productos financieros
▪ 16.4% de los mexicanos maneja un crédito formal.
▪ 52.4% de los mexicanos no tenía cuenta de ahorro para el retiro AFORE.
▪ 50% de los mexicanos no sabe a qué instancia acudir para presentar quejas con relación a productos financieros.
▪ 90.4% de los casos, los padres fueron quienes enseñaron el ahorro, contra 7.8% de las escuelas o los profesores.
▪ Sólo el 44.4% de los mexicanos puede afrontar imprevistos con sus ahorros.
▪ 9 de cada 10 mexicanos utilizan el efectivo para efectuar pagos, aun cuando tengan tarjeta de nómina.
▪ El 16.2% de los cuentahabientes tiene contratados servicios de banca por internet.
▪ 1 de cada 10 mexicanos cuenta con el servicio de banca por celular.
Para mejorar estos indicadores, la estrategia de bancarización debe tener tres focos de atención:
● El primero de ellos reside en aumentar la inclusión al sistema financiero a fin de incrementar la proporción de la población con acceso a los servicios financieros, promoviendo en este segmento poblacional la generación de mejores hábitos
● El segundo refiere a incrementar los conocimientos de quienes ya cuentan con estos servicios, de manera que sea posible aprovechar de mejor forma los servicios disponibles, generando en ambos casos cultura de planeación y administración de recursos,
● El tercero representa el aprovechamiento de la infraestructura así como de las tecnologías disponibles, proveyendo también a esta vertiente de regulaciones pero también de incentivos.
Si las restricciones financieras afectan a un sector de la población rezagado económicamente, la reducción de éstas podría generar el acceso de estos grupos a mejores oportunidades de inclusión y crecimiento.
Solo 16.4% de los mexicanos maneja un crédito formal y el 52.4% de los mexicanos no tenía cuenta de ahorro para el retiro AFORE, además que el 50% de la población encuestada no sabe a qué instancia acudir para presentar quejas en relación con productos o servicios financieros. En el 90.4% de los casos, los padres fueron quienes enseñaron a ahorrar, el 7.8% aprendió a ahorrar en las escuelas o de los profesores.
Problemáticas
La principal razón para delimitar las políticas públicas en materia de educación financiera, parte de focalizarse en una implementación prevista para el corto plazo y la obtención de resultados en largo plazo; para este cometido, no existen atajos cuando el objetivo es lograr la estabilidad financiera y una mayor inclusión.
Los nuevos esfuerzos para fomentar la bancarización deben tener como columna vertebral la difusión de información, ya sea a través de talleres en segmentos poblacionales más vulnerables, en campañas publicitarias y la invitación a la oferta bancaria para que estudie sus modelos de operación a fin de que esté en posibilidades de ofrecer servicios y productos más accesibles.
Evitándose en todos los casos las políticas que promuevan o generen la obligatoriedad de contratación de algún servicio, la libre voluntad y el acercamiento de la población debe prevalecer como el motor de la bancarización; de lo contrario la brecha de la desconfianza en los servicios financieros y más aún en los mecanismos digitales como las bancas por internet, será más grande.
Se debe tomar en cuenta que muchas de las fórmulas encontradas en las buenas prácticas internacionales relacionadas a la bancarización son importantes, pues reflejan la realidad de un contexto más amplio, las características socioeconómicas de la población mexicana impiden que sea posible igualar esas prácticas.
La diversidad del país sugiere la implementación de políticas públicas locales para incrementar los efectos positivos, por lo cual es imprescindible contar con la cooperación de gobiernos y autoridades locales, los cuales desempeñan un papel importante en la fase de estudios y de análisis de las necesidades de una población específica, que cuenta con una oferta bancaria y acceso a infraestructura o servicios relacionados con características particulares y probablemente irrepetibles.
Para lograr la estabilidad financiera y una mayor inclusión se deben focalizar las políticas públicas en materia de Educación Financiera.
El ensayo, “La bancarización y los determinantes de la disponibilidad de servicios bancarios en Argentina”, menciona que en la mayoría de los países existen sectores sociales y regiones geográficas que enfrentan más restricciones para acceder a los servicios bancarios que otros. Esto podría relacionarse con los diferenciales de costos y posibilidades de ingreso que las entidades encuentran al intentar proveer sus servicios. Áreas con mayor nivel de ingreso y densidad poblacional serán claramente mercados más atractivos para la provisión de servicios.
La bancarización en localidades que no cuentan con disponibilidad de servicios representan el mayor reto para la inclusión, las carencias de infraestructura bancaria formal y suficiente es el mayor freno para la implementación de políticas públicas en materia de educación financiera pues imposibilitan la afiliación o el seguimiento al sistema financiero. La ausencia de servicios financieros en algunas localidades del país es también un indicador que muestra las asimetrías en el desarrollo económico, siendo la principal restricción para fomentar la oferta los altos costos operativos de las instituciones bancarias para extender sus servicios a perfiles de bajo ingresos.
El mayor reto de la bancarización se encuentra en las localidades que no cuentan con los servicios de comunicación o de transporte. A su vez, las carencias de infraestructura bancaria formal representa el mayor freno para la implementación de políticas públicas en materia de Educación Financiera, pues imposibilitan el uso del Sistema Financiero.
Condutips:
Adquirir conocimientos en Educación Financiera permite:
Elaborar comparaciones en la oferta bancaria
Tomar decisiones en relación al gasto o en el ahorro
Disminuir la posibilidad de ser víctima de fraudes o de abusos de las instituciones financieras
Buenas prácticas para la inclusión digital
Gran parte de los objetivos relacionados con la bancarización recaen determinantemente en las instituciones bancarias. En el caso Chino descrito en los Lineamientos para impulsar el proceso de bancarización en Uruguay, se concluye que el proceso de penetración financiera en las provincias de Degryse y Cheng se dio principalmente a través de la banca y no de las Instituciones Financieras no Bancarias (IFNB), puesto que el impacto de la banca en el crecimiento de las provincias más rezagadas es más relevante que el de las IFNB; por otro lado en Bangladesh, las IFNB jugaron un rol muy importante en el inicio, con el sentido de atraer a la población, sin embargo, el crecimiento se vio afectado cuando el tamaño y cantidad de las operaciones se hizo insostenible, en este sentido la participación de las instituciones ocupan un rol de agente regulatorio y de prevención, mientras que según los resultados de las prácticas internacionales debe ser la oferta bancaria el agente esencialmente encargado de proveer los servicios, la infraestructura y las atenciones a la población en todos sus segmentos.
En el caso de la bancarización española se puede destacar el uso y el aprovechamiento del crecimiento de la industria telefónica móvil, de la adopción del uso de celulares inteligentes para poner a disponibilidad de la población mayoritariamente joven, servicios y productos financieros.
La telefonía resultó ser un catalizador y una puerta sencilla a los servicios bancarios que hizo accesible la inserción al sistema financiero a un sector poblacional con potencial económico a futuro y que motivó la generación de fluctuaciones económicas facilitando también las compras, a su vez fomentando el crecimiento de las empresas, muchas de ellas consideradas pequeñas y medianas.
A pesar de que en México en las zonas urbanas los teléfonos móviles han tenido una rápida aceptación, son pocas las personas que manejan estas herramientas digitales para hacer uso de plataformas y aplicaciones financieras, en gran medida por la desconfianza o la desinformación que existe en torno a ellas.
A pesar de que en México, en las zonas urbanas los teléfonos móviles han tenido una rápida aceptación, son pocas las personas que manejan herramientas digitales como las aplicaciones de banca móvil o formas de pago electrónicas.
En Colombia la evolución de la bancarización ha estado ligada al microcrédito como un sistema de financiamiento que se destina a las pequeñas empresas; esta evolución no ha sido consistente con la profundización de otros servicios financieros dirigidos a satisfacer las necesidades de la población de bajos ingresos y microempresas, como son los servicios de pagos, las transferencias de fondos, el ahorro y los seguros, por lo que resulta importante, diversificar los servicios que se ofrecen, allanando el camino para facilitar el acceso a las poblaciones de menores ingresos a estos servicios, en este caso las herramientas digitales no son concebidas como un instrumento de introducción sino de reforzamiento en una segunda etapa.
Por el lado de las IFNB existen dos objetivos claves, el de conducir las políticas a fin de informar a las poblaciones los beneficios y actualizaciones del sistema financiero, así como el de regular a los agentes bancarios en defensa de los acreedores, para ambos objetivos, la digitalización juega un papel trascendental, puesto que disminuye costos y facilita la operación.
Es imprescindible atender ambos aspectos al mismo tiempo; el desbalance en el crecimiento de ambos puede traer efectos adversos, por ejemplo, si un amplio porcentaje de la población con desconocimiento sobre el sistema financiero se precipita a una bancarización acelerada, provocaría que esa población quede expuesta a acciones predatorias relacionadas a la falta de ética por parte de las instituciones bancarias, o bien, a provocar un endeudamiento excesivo debido a la carencia de conocimientos sobre el manejo del crédito, convirtiéndose la esperada bancarización en una problemática posiblemente mayor que la derivada de la no inclusión.
El gobierno no puede deslindarse, si bien la experiencia internacional en Latinoamérica y en Asia coincide en que la inversión privada es el actor que asumirá el mayor esfuerzo para proveer los servicios financieros digitales, los agentes regulatorios deben actuar para compensar los efectos negativos que pudieran ocasionar las acciones bancarias en la sociedad, instrumentando programas de fomento a la cultura financiera, a fin de que los usuarios o sujetos susceptibles a la bancarización tengan nociones que les permitan mejorar la toma de decisiones.
Otra acción relevante es, sin duda, la escolarización de la Educación Financiera; su posible alcance puede representar un cambio estructural de largo aliento y de efectos multiplicadores positivos, la posibilidad de lograrla en México abre grandes expectativas de desarrollo para el sector financiero en su conjunto.
En otro sentido, ofrecer incentivos fiscales con miras a fomentar el uso de medios bancarios electrónicos –por ejemplo disminuir el costo del IVA en ciertas operaciones llevadas a cabo por banca por internet- así como implementar cuentas de afiliación automática y de bajo costo, son usos que pueden motivar a los usuarios para acercarse a los productos financieros, los beneficios fáciles de asimilar y de observar en el corto plazo son incentivos suficientes para crear posibilidades de bancarización.
Es importante tomar en cuenta que no es posible delimitar una política a nivel país, cada región presenta características que imposibilitan ese tipo de trazo, por lo que deben evaluarse las necesidades por región, comenzando con aquellas que cuenten con los mayores niveles de rezago económico, por ejemplo, en los Estados del sudeste de la República. El mayor acceso a los servicios financieros permitirá mayor información para que los hogares y pequeñas empresas, la cual se potencializa con el acceso al crédito.
Para ambos objetivos, tanto para la regulación de los servicios como para la bancarización, es deseable aumentar las vías digitales como medio para el desarrollo de las políticas que se implementen, si bien las telecomunicaciones y los niveles socioeconómicos juegan un papel en contra en muchas poblaciones que no cuentan con acceso a redes de telecomunicaciones, son la vía plausible en zonas urbanas, la bancarización española demostró el potencial para conllevar un aumento de competencia en el sector financiero a través del desarrollo de redes de distribución o de aceptación de medios de pago electrónicos, lo cual motivó la aparición de nuevos productos y que estos pudieran encontrarse en la palma de los usuarios.
Independientemente de las prácticas que se pongan en marcha después del proceso de diseño e implementación de políticas públicas, continúa la labor del gobierno a través de sus instancias para medir y evaluar los resultados de las mismas y realizar las correcciones necesarias, ya sea para proteger a los usuarios en el camino a la inclusión financiera, fomentar la competencia entre las instituciones bancarias y evitar que existan prácticas relacionadas al asistencialismo, las cuales desencadenarían problemáticas relacionadas con la sostenibilidad del proyecto.